La demanda de productos orgánicos ha
creado nuevas oportunidades de exportación para el mundo en desarrollo
ARTICULO DE LA FAO. 1999. Disponible en http://www.fao.org/ag/esp/revista/
Este artículo se basa en un informe La agricultura orgánica, presentado ante el Comité de Agricultura de la FAO
(COAG), que se reunió en Roma del 25 al 29 de enero de 1999.
Aquí se puede consultar toda la documentación del COAG |
La agricultura orgánica es uno de los
varios enfoques de la agricultura sostenible. En efecto, muchas de las técnicas
utilizadas -por ejemplo, los cultivos intercalados, el acolchado, la
integración entre cultivos y ganado- se practican en el marco de diversos
sistemas agrícolas. Lo que distingue a la agricultura orgánica es que,
reglamentada en virtud de diferentes leyes y programas de certificación, están
prohibidos casi todos los insumos sintéticos y es obligatoria la rotación de
cultivos para "fortalecer el suelo". Una agricultura orgánica
debidamente gestionada reduce o elimina la contaminación del agua y permite
conservar el agua y el suelo en las granjas. Algunos países desarrollados (por
ejemplo Alemania o Francia) obligan a los agricultores a aplicar técnicas
orgánicas, o los subvencionan para que las utilicen, como solución a los
problemas de contaminación del agua.
La agricultura orgánica todavía es apenas
una pequeña rama de la actividad económica, pero está adquiriendo creciente
importancia en el sector agrícola de algunos países, independientemente de su
estadio de desarrollo. En Austria y en Suiza, la agricultura orgánica ha
llegado a representar hasta un 10 por ciento del sistema alimentario, y en
Estados Unidos, Francia, Japón y Singapur se están registrando tasas de
crecimiento anual superiores al 20 por ciento.
La demanda de productos orgánicos ha
creado también nuevas oportunidades de exportación para el mundo en desarrollo.
Como ningún país puede satisfacer la demanda de una variedad de alimentos
orgánicos producidos dentro de sus fronteras durante todo el año, muchos países
en desarrollo han comenzado a exportar con éxito productos orgánicos, por
ejemplo, frutas tropicales a la industria europea de los alimentos infantiles,
hierbas de Zimbabwe a Sudáfrica; seis países de África exportan algodón a la
Comunidad Europea.
Oportunidades y limitaciones. Habitualmente las exportaciones orgánicas se venden
a unos sobreprecios impresionantes, a menudo hasta un 20 por ciento superiores
a los de productos idénticos producidos en granjas no orgánicas. Sin embargo,
la rentabilidad final de las granjas orgánicas es variable y se han realizado
pocos estudios para evaluar las posibilidades de obtener esos sobreprecios del
mercado a largo plazo. No obstante, cuando las circunstancias son adecuadas, la
rentabilidad de la agricultura orgánica en el mercado puede contribuir a la
seguridad alimentaria local y a aumentar los ingresos familiares.
Sin embargo, no es fácil entrar en este
mercado lucrativo. En casi todos los casos, los agricultores y las empresas
dedicadas a actividades postcosecha que tratan de vender sus productos en
países desarrollados deben contratar a una empresa de certificación para que
realice inspecciones anuales y confirme que se ajusten a las normas orgánicas
establecidas por los diversos interlocutores comerciales. El costo de este
servicio puede ser caro, sobre todo porque pocos países en desarrollo cuentan
con organizaciones de certificación. Además, los agricultores que adoptan la
gestión orgánica pueden no lograr ingresar en los mercados de los países
desarrollados durante hasta tres años, de conformidad con los procedimientos de
certificación que requieren "la depuración de los residuos químicos".
Ya se pretenda vender los productos
orgánicos en el mercado interno o en el extranjero, es difícil obtener
información fidedigna sobre el mercado. No existe prácticamente información de
la producción recopilada sistemáticamente o encuestas de mercado que permitan
evaluar la tasa y las modalidades de crecimiento del mercado orgánico. En
particular, no se han realizado proyecciones sobre el mercado en el mundo en
desarrollo, ni se han determinado de manera sistemática los mercados para las
exportaciones de los países en desarrollo.
Productividad de las granjas. Los agricultores sufrirán probablemente cierta
pérdida de rendimiento al renunciar a los insumos sintéticos y convertir su
actividad a la producción orgánica. Antes de restablecerse una actividad
biológica suficiente (por ejemplo, la proliferación de poblaciones de insectos
beneficiosos, la fijación de nitrógeno de las leguminosas), es común que se
presenten problemas de contención de plagas y de fertilidad. En ocasiones,
pueden transcurrir años antes de que el ecosistema se restablezca lo suficiente
para permitir la producción orgánica.
En tales casos pueden ser más indicados
como solución inicial otros métodos sostenibles que admiten un uso prudente de
sustancias químicas sintéticas. Una de las estrategias para sobrevivir el
difícil período de transición consiste en introducir la producción orgánica en
la granja por partes, de manera que no peligre toda la operación.
Casi todos los estudios llegan a la
conclusión de que la agricultura orgánica requiere una aportación de mano de
obra considerablemente mayor que las granjas convencionales. Además, es posible
que la diversificación de los cultivos que suele observarse en las granjas
orgánicas, con sus diversos calendarios de siembra y cosecha, distribuya de
manera más equitativa la demanda de mano de obra, lo que podría contribuir a la
estabilización del empleo. Como en todos los sistemas agrícolas, la diversidad
de la producción aumenta las oportunidades de obtener ingresos y, por ejemplo
en el caso de las frutas, puede aportar a la alimentación familiar minerales y
vitaminas esenciales para proteger la salud. También distribuye el riesgo de
pérdidas entre una gran variedad de cultivos.
Sin embargo, los agricultores orgánicos
siguen afrontando enormes incertidumbres. La falta de información es un
obstáculo para la conversión a la agricultora orgánica, según el 63 por ciento
de los agricultores del África subsahariana y el 73 por ciento de los
agricultores orgánicos de América del Norte. El personal de extensión rara vez
recibe una capacitación adecuada en métodos orgánicos y los estudios han demostrado
que en ocasiones disuade a los agricultores de adoptarlos. Además, el apoyo
institucional es escaso en los países en desarrollo. En muchos de ellos no
existen instituciones profesionales con capacidad para prestar asistencia a los
agricultores a lo largo de los procesos de producción, postproducción y
comercialización. El régimen de tenencia de la tierra es también decisivo para
la adopción de la agricultura orgánica. Es muy poco probable que unos
agricultores arrendatarios inviertan la mano de obra necesaria y subsistan al
difícil período de conversión si no tienen cierta garantía de acceso a la
tierra en los años posteriores, cuando podrán obtenerse los beneficios de la
producción orgánica
Land tenure is also critical to the
adoption of organic agriculture. It is highly unlikely that tenant farmers
would invest the necessary labour, and sustain the difficult conversion period,
without some guarantee of access to the land in later years, when the benefits
of organic production emerge.
Efectos sobre el medio ambiente y
sostenibilidad. Los objetivos económicos no son la única
motivación de los agricultores orgánicos, su propósito es a menudo lograr una
interacción óptima entre la tierra, los animales y las plantas, conservar los
nutrientes naturales y los ciclos de energía y potenciar la diversidad
biológica, todo lo cual contribuye a la agricultura sostenible.
Adoptan muchas técnicas de protección y
conservación del suelo y el agua que se utilizan para luchar contra la erosión,
la compactación, la salinización y otras formas de degradación. El uso de la
rotación de los cultivos, el abono orgánico y el acolchado mejoran la
estructura del suelo y estimulan la proliferación de una vigorosa población de
microorganismos. Los cultivos mixtos y de relevo aseguran una cobertura más
continua del suelo y por consiguiente un período más breve en que el suelo
queda totalmente expuesto a la fuerza erosiva de la lluvia, el viento y el sol.
Los agricultores orgánicos se valen de métodos
naturales para combatir las plagas -por ejemplo, medios biológicos, plantas con
propiedades útiles para la lucha contra las plagas- y no de plaguicidas
sintéticos que, como es sabido, cuando no se utilizan correctamente, causan la
muerte de organismos beneficiosos, provocan resistencia a las plagas y con
frecuencia contaminan el agua y la tierra. La reducción del uso de plaguicidas
sintéticos tóxicos, que envenenan cada año a tres millones de personas, debería
traducirse en una mejora de la salud de las familias agrícolas.
Casi todos los programas de certificación
limitan el uso de fertilizantes minerales al necesario para complementar el
abono orgánico producido en la granja. Sin embargo, pueden utilizarse
fertilizantes naturales y orgánicos procedentes de fuera de la granja (por
ejemplo, fosfato mineral, potasa, guano, algas, subproductos de matadero,
piedra caliza molida, cenizas de madera).
Por último, la rotación de los cultivos
propicia la diversidad de los cultivos alimenticios, la producción de forrajes
y una utilización insuficiente de algunas plantas, lo que además de mejorar la
producción global y la fertilidad de las fincas puede contribuir también a la
conservación de recursos fitogenéticos en ellas. La integración de la ganadería
en el sistema hace que aumenten los ingresos gracias a la carne, los huevos y
los productos lácteos, así como a la fuerza de tracción animal. La
arboricultura y la silvicultura integradas en el sistema agrícola proporcionan
sombra y abrigo contra el viento, al tiempo que suministran alimentos,
ingresos, combustible y madera. Diversos sistemas de agricultura orgánica
incorporan también la agricultura y la acuicultura.
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