Crimen de una sociedad que olvido ser humana



Sumergidos en una sucia sociedad, me pregunto el que será del mañana, es imposible dejar de pensar cuando tantas señas en el camino me hacen reflexionar, cada día es repetitivo monótono e injusto.
Para muchos es sencillo (tal vez) sentarse a escribir sobre los problemas sociales o hacerse a un lado y observar lo que pasa, percibir la realidad social como una película que rueda, pero lo que es difícil va mas allá del solo darse cuenta de las cosas.
Va más allá de observar y criticar, creo que el reto no está solo en pensar convivir con una sociedad reprimida por un estado, está en apreciarla en notarla en comentarla, pero sobre todo en hacer un intento por cambiar las condiciones que deprimen a un pueblo. Punto aparte
Nos hemos acostumbrado a estar sumergidos en un era de ideas pero no de acciones, de hechos, una era donde ignoramos o criticamos las falencias de la sociedad pero donde no actuamos, somos observantes de la vida, mas no caminantes de ella, desde chicos nos enseñan a ver los problemas y a alejarnos de ellos, no ha vivirlos y afrontarlos con madurez así caigamos cien veces, ni mucho menos a hallarle solución, es tan simple como darse cuenta que  todos los días nos topamos con conflictos que afligen a la gente (robos, coches de autos, madres solteras que deambulan las calles, etc.) desde el hecho de hacer nuestra rutina diaria como abordar un bus, caminar o subir un puente. Cuando vemos un conflicto cerca de nosotros solo nos basta con hacernos a un lado y continuar, y para los que pretenden mejorar las situaciones  se topan con una sociedad hostil e indiferente que  les recibe con represión, palabras que hieren y miradas de odio; rechazo de una manada que sigue abrupta el camino modernista en el cual estamos sumergidos, pero ¿cómo llamar modernismo a algo que nos ciega, nos hace carceleros de nuestras ideas, nos priva de la libertad y nos somete a la monotonía cotidiana?
No sé cómo hacemos para ser seres tan vacíos que no vivimos sino sobrevivimos en el andar, llenos de medios masivos que nos enceguecen y embrutecen, vacíos de mente espíritu y alma, porque cuando mas abandonamos la sociedad e ignoramos su  realidad resulta  evidente ver como nuestras mentes se degradan,, no basta solo con leer un libro y sentirnos parte del contexto, sino con estar sumergido en el.
Muchas veces entre menos se informa menos piensa, entre menos se está con la vida y entre mas evita la realidad más estamos perdidos del mundo y más lenta se vuelven nuestras mentes, menos surgen las ideas y por supuesto más nos  ahogamos en esa faceta de humanos de ver el contexto y no hacer algo por ello porque nos convertimos en seres ciegos que deambulan por las calles sin esperanzas, vacios, zombies del diario vivir, que solo viven para satisfacer su sed de pasar un día más pero que no detallan las cosas que pasan a su alrededor y por eso nos volvemos seres lentos que dejamos de escribir, pensar o actuar lo que alguna vez ideamos de las personas, de los pueblos de los  países de los mismos estados y del mismo mundo y entramos a la mercadotecnia matutina de comprar vender obtener y sobrevivir.
Soportar por ejemplo, el hecho de ver como los que alguna vez fueron nuestros campesinos están ahora en las calles,  padeciendo hambre, victimas de desplazamiento y sin tener un sustento para vivir y tomarlo con tanta tranquilidad como quien dice eso es normal y no nos interesa así que solo continuemos el camino. Esa es nuestra hermosa era, una época donde aceptamos que el otro se arrastre por surcos de dolor, donde aceptamos la violencia este en cada esquina, donde seres desquiciados y avaros que nos llevan como títeres sean dueños de nuestras decisiones, campos inundados de glifosato que finalmente es servido para el gusto de nuestros paladares en la mesa, personas que sobreviven de la venta en la calle, niños que roban o son prostituidos, desempleados que caminan horas eternas de cueva en cueva buscando vacantes, personas que piden monedas en las calles y miles de asalariados promedio que promueven el consumismo excesivo, reforma de sistemas de salud, de transporte y de educación por doquier, y proyectos de vivienda subsidiada donde los muros no resisten siquiera los gritos de unos cuantos inconformes en esta sociedad “sublime” que nos consume cada día con la satisfacción del deber hecho (la cuestión es ¿cual deber? Algo a lo que yo llamaría la satisfacción al rebusque de lo ignorado) esa es nuestra libertad, libertad que sabemos celebrar con provecho y orgullo en un bicentenario, o en un partido de futbol cuando la selección mete el gol que nos engrandece.
Cuan pérdida esta nuestra alma y nuestra pertenencia de ser humanos, que la razón se pierde con la corriente del viento y nuestra libertad navega perdida en un abismo sin fondo.
Alejandra Gamba P.

Comentarios